En la parte más alta y oriental de La Alpujarra se encuentra Nevada, formado por las poblaciones de Mairena, Júbar, Picena y Laroles, y que acoge en su seno a parte de la Estación recreativa del Puerto de la Ragua. Cada uno de los núcleos que constituyen Nevada conserva su propia personalidad, siendo Mairena considerada por sus impresionantes vistas el “Balcón de la Alpujarra” y acogiendo en sus proximidades a la legendaria Piedra de los Tiempos, una roca a la que antiguamente se atribuían poderes benéficos sobre las cosechas. Júbar constituye un placer para los sentidos por su fascinante arquitectura y por la densa vegetación que la rodea. Laroles, de nombre derivado del latín “laurus”, laurel, destaca por sus castaños, que junto con sus frutos han sido usados como objetos de transacción a lo largo de la historia del pueblo. Y Picena se caracteriza por sus casas escalonadas sobre el río Picena y por la abundante vegetación que llega incluso a ocultar los restos de su castillo medieval.
Son dignas de destacar también sus iglesias, del siglo XVI las de Laroles, Mairena y Picena, de estilo mudéjar la primera y neoclásicas las otras dos, y del siglo XII la de Júbar, probablemente la más antigua de La Alpujarra, con ricas pinturas románicas, si bien la construcción no responde a este estilo.
También cada uno de estos núcleos nos presenta una gastronomía característica, representada por El Lindo de Laroles, una ensalada típica; el Cilimoje de Picena, elaborado con pimientos, tomates deshidratados, bacalao y aceitunas negras; la Olla de Nabos de Júbar, con judías blancas, morcilla, nabos y patatas; o las Rosetas de las Cuatro tazas de Mairena.