Cerca del Mulhacén, Trevélez, donde yace la traicionera Laguna de Vacares, a la que nunca osan acercarse pastores ni ganado. Cuenta la leyenda que allí arriba, en tiempos de los moros, existió un fantástico palacio con un espléndido jardín, rodeado de una espesa arboleda, y donde el Rey moro de Granada había recluido a su bella hija, Cobayda, pues los sabios habían augurado que moriría antes de conocer el amor. Pero en uno de sus paseos por el jardín se topó con un apuesto varón que se había perdido en las cumbres y que enamorados, noche tras noche propiciaban su encuentro hasta que fueron descubiertos, lo que originó la furia del rey que cortó la cabeza al joven. Dice la leyenda que esta quedó convertida en una roca negra que aún hoy puede reconocerse y que la princesa, horrorizada, quedó convertida en hielo y sus lágrimas fueron tantas que bastaron para llenar el valle y convertirlo en un lago salado, la Laguna de Vacares, que terminó cubriendo el palacio y su jardín. El rey, aterrado, quedó convertido en una enorme roca que llora de pena las noches de temporal.

Trevélez, situado a 1 600 metros de altitud, sobre la falda del Mulhacén, es el pueblo más alto de España, que se ufana engalanándose de miles de flores asomadas a sus balcones y ventanas.

Junto a él discurren el Río Trevélez y el Río Chico, que se alimentan del deshielo de las nieves del Mulhacén, y lo protegen dos importantes cerros, Piedra Ventana y Piedra Colorada.

El pueblo nos recibe con un primer mirador donde un rótulo nos avisa que “En Trevélez tocarás el cielo”, lo que es cierto, por su altura, por las vistas a un panorama privilegiado repleto de lagunas (Siete Lagunas, lagunas glaciares rodeadas de borreguiles) , picos (Mulhacén o Alcazaba) e impresionantes tajos, pero también por su soberbia gastronomía representada, entre otras cosas, por las truchas con jamón a la Sopa de Ajo con jamón, ambas, como vemos, con un protagonista indiscutible: el famoso jamón de Trevélez.